martes, 8 de enero de 2008

Dame muchacho otra cerveza
Relléname este cáliz que despierta en mí la simpatía
Permíteme a cambio de unas monedas que vuelva
A mis días de gloria y rosas
Aunque he de contarte muchacho
Que toda gloria es un bien efímero y de paso
Y jamás encontré en mis días de jardinero
Rosa alguna que no tuviera sus espinas
Mira si no mi corazón
Con más heridas que días tiene un calendario
Es él el que necesita toda la cerveza que podamos darle
Sin olvidarnos de las heridas que siguen abiertas
A estas se me antoja muchacho
Que deberíamos regarlas con ponzoña
Así que aparta la cerveza o mejor no, acompáñala con mi amiga la ginebra
Hagamos pasto así de sus llamas
Y quememos en los días de su infierno
La poca hechura de hombre que aún queda…
¡Que malditas las sonrisas y las perladas bocas
Que arrasaron sin piedad robándome las noches de mis días!
Y maldita sea la ternura de sus promesas
Porque ninguna se quedó junto a mí
Cuando rodé como piedra del pico de la gloria!
¡Ah la gloria! Esa si es una buena historia muchacho
Dame otra ginebra que me endulce la boca un poco
Para que pueda contarte la mentira más grande
Que inventamos los hombres
Desde los días de Atlántida la perdida
Como te diría
La gloria si ¡una gran mierda!
Una promesa de zanahoria en tu boca para arrastrarte a lo más hondo
De un cajón de tierra
Un señuelo, si, para robarte tu vida
Por una caja de tablas de pino
Allí te dicen muchacho
Señalando con el dedo la cumbre que se alza
Más allá del horizonte
Y tu primero miras con miedo
Esta cumbre es más alta que la más alta de todo el Atlas
Y no ver su fin encoge tu ánimo
Pero te dicen allí señalando con el dedo
Y te cantan a un tiempo sus bocas de sirena atlante
Te cuentan y te embelesan sus arpías palabras
Y tu te ves allí
Ya disfrutando de las mieles del paraíso
Un paraíso que nadie te ha descrito
Para el que solo te han señalado el camino
Pero que a esas alturas tu ya te has creído
(que de lúbricos pensamientos
que entrelazar de cuerpos retozando sobre almohadas
de centenares de millones
que frescor de fruta en la boca
que jamás en la tierra probaste)
Y allí encaminas tus pasos con el animo nuevo bien pertrecho
Olvidándote la regla de oro
Que toda ascensión necesita su entrenamiento
Cosas de novato ni un mal paraguas puse en mi equipaje
Solo te centras en ascender y en hacerlo rápido
Cosa fácil son así los primeros peldaños
Pero claro solo tres o cuatro
Porque en seguida sientes el primer bocado
Y ese muchacho ¡como duele!
Porque con él te das cuenta que en el ascenso a la cumbre
No caminas solo
Que en realidad una cohorte sin número y sin nombre
Se apiña cubriendo la ladera caminando
Te das cuenta
Por un asfalto de cadáveres de los que antes intentaron el ascenso
Y es así en seguida
Como te llega el primer arrepentimiento
La primera duda sobre el propósito de tu ascenso
Pero cuidado muchacho todo está aquí previsto
Al pronto de donde no sabias que estaba
Salta a tu cuello una hermosa gacela hambrienta de carne fresca
Deslumbrada eso te cuenta por tu valentía para iniciar la marcha
¡Malditas bocas perladas que nacieron para mentir!
Te mordisquea dulcemente una oreja
Te acuna con su piel de ángel caliente
Y ni te das cuenta
Que ese vestido que ciñe su cintura salió de tu cartera
Que el perfume que embriaga tus noches
Sale de la alquimia del sudor de tus días
De eso no te das cuenta
Porque la cárcel de su abrazo te tiene preso
Y su sangre caliente se nutre dulcemente de tu sabia
Y estas son las cosas que jamás disfrutaste
En los días de llanura en la tierra
Así es como te comes tus primeras dudas
Y rechinando los dientes apartas la vista de los cadáveres
Calculando que este debe ser el precio por llegar
Necio
Yo fui uno de tantos necios muchacho
Y continué ascendiendo
Cuando tantos de los que no cayeron al primer bocado
Ya daban la vuelta presurosos por llegar
A la ninguna vida en la llanura de la que partieron
El caso es
Ponme otra ginebra y otra cerveza
Que mis pies me llevaron risco a risco
Hasta rozar con los dedos la cumbre prometida
No quieras saber cuantos bocados me dieron en el periplo
Pero baste decir que fueron suficientes para aprender a darlos yo mismo
Y tantos y tantos di
Que llegó la jornada en que nadie osaba ya morderme
Claro que para entonces y no lo sabia
Yo ya no era yo era otro
Del llanito que emprendió el viaje no quedaban vestiduras
Tampoco la gacela que me asaltó al inicio
Sobrevivió a la velocidad del viaje
De hecho muchacho ya no recuerdo cuantas fueron las gacelas
Que me acabé comiendo
Devoré sus vidas como ellas devoraron mi cuenta corriente
Y mi energía
Y los días y las noches fueron uno solo
Regados con el polvo mágico y los mejores caldos
Y fue entonces muchacho
Cuando mis dedos rozaron la cúspide
Que una mañana desperté como despierta el borracho en cama ajena
Con la boca pastosa busque un baso de agua
Y no hallé más que alcohol en la despensa
Mordí una manzana y me llené del sabor a nada
Y cuando aturdido volví a la cama esperando confortarme con un abrazo
Hallé una mano fría
Extendida para cubrir sus honorarios
Y la nausea me hizo vomitar semanas enteras
Cuando desperté en la cama de un hospital
Las bocas paternalmente avarientas de cuantos me rodeaban
Me contaron me decían
¡Pobre muchacho con lo bien que ibas!
Has de saber que en tu ausencia…
Lo que pasó en mi ausencia estaba escrito desde que di el primer paso
Alguien daba ya mordiscos desde mi puesto
Alguien ocupaba su tiempo reemplazando mis cosas del apartamento de lujo
Alguien ya mordía el cuello de la gacela que extiende la mano
Alguien hay ya rozando con sus dedos el fin de los riscos
He aquí muchacho el recuento del fracaso de mi ascensión
He aquí el motivo de mi beber sin objeto
Y de mi balbucir intermitente
Que no tiene objeto alguno
Y ahora para terminar
Sírveme la ultima cerveza ponme la ultima ginebra
Y por favor déjame solo
No olvides apagar las luces cuando salgas y atrancar bien las puertas
Yo estaré bien te lo prometo
Pero recuerda si de algo te sirven las palabras de este despojo
Y cuando hagas tu equipaje para iniciar el ascenso
Que se que lo harás en cuanto cierres la puerta
Recuerda
Y no olvides poner en tu equipaje un paraguas al menos
Ya que no hay armadura que valga
Que amortigüe un poco tu caída
Y llévale de mi parte cuatro margaritas a los muertos
Y cuando te asalte una gacela trátala con cariño y enséñale que hay otra vida
Y cuando muerdas se considerado y no te afiles la dentadura antes del bocado
y…

Haz lo que te de la gana
Ya veo el brillo en tus ojos
El mismo brillo de los míos
Hace tantos años…