martes, 30 de octubre de 2007

L DE LOBO

"Odio tus recuerdos. Son tan hermosos....

Me recuerdan la única vez en mi vida que las horas se llenaron de dulzura. Más allá de lo esperado. La única vez que no hubo dolor. La única vez que el dolor dejó de existir. No que se retirara cortésmente, mientras duraban los encuentros, tal como ocurre en los días de hoy. No que se atenuara y latiera sordamente, como lo hace en las mejores horas de mis días de hoy. No, en aquel tiempo vivido a tu lado, el dolor simplemente desapareció. Dejó de existir. Por una suerte de alquimia, fue como si nunca hubiera existido. Esa magia se daba a tu lado. Únicamente a tu lado. Y aquellas horas se llenaron de pura vida.

Luego todo se rompió en centenares de miles de añicos. Y el dolor volvió, multiplicado, salvaje y ardiente. Por que hubo un tiempo en que fui libre y fuerte entre tus brazos y ese tiempo se acabó Y volvió el dolor para cobrarse el tiempo perdido...

Y odio el tiempo que no quiere llevarse a su paso esos recuerdos....

Así que aquí estoy ahora, viajando de vuelta a su encuentro. Inexorablemente. Kilómetro tras kilómetro. Valle tras valle, paso a paso, voy a darme de bruces con ellos. todo en la vida tiene su hora. Es eso. Y todo se paga en esta vida. No solo el descanso de las horas tiene un precio. Todo en esta puerca vida lo tiene. Y ya es hora de pagar la deuda del tiempo vivido entre tus brazos...

Si tan solo con eso pudiera borrar tus recuerdos... tus hermosos recuerdos que odio tanto. Casi tanto como te amo...

Llega la temprana oscuridad de los últimos días de otoño. Se encienden las farolas a lo largo de la carretera. Puntos blancos y anaranjados prendidos en el cielo, iluminan el asfalto mojado. El autobús esta llegando a la ciudad. Puedo oler la humedad del mar aún a esta distancia. Mi cuerpo agotado del largo viaje ya presiente el final el mismo...

¿Cuando empezó este particular viaje de subida al mismo cielo y este lento regreso del mismo infierno?. En el momento que debía ser. En el momento que fue, el peor y el mejor... un momento cualquiera... aquel momento en que te conocí, por ejemplo. En ese momento en que te vi, sin asomo de duda o extraño. "¿Donde has estado todo estos años de dolor?", te pregunté tras el primer abrazo. "Ahí, al otro lado de la puerta. Creciendo, como tu, como he sabido, como he aprendido, como he podido", fue tu respuesta. Y el dolor, dejó de ser...

Ahora estoy aquí, volviendo a donde todo comenzó. Estoy andando de nuevo por estas calles donde, una vez, recuerdo, mi vida paseó cogida a tu cintura. Y el dolor comienza a tomar mi cuerpo. El dolor de tu recuerdo. Mi mano, que una vez descansó en el hueco de tu cintura, apenas tiene fuerza para sostener la bolsa de viaje. Hace unos días, cuando reuní las fuerzas necesarias para comenzar este lento viaje de retorno, sabía que la parte más dura comenzaría aquí y en este momento. En cuanto mis pies pisaran nuevamente estas calles que un día fueron de luz y alegría abrazado a tu cintura. Y la parte más dura ha comenzado. Tus recuerdos están mordiendo cada centímetro de mi cuerpo y no puedo evitarlo. Para conseguirlo, sería necesario volar toda esta ciudad y todo el mar que la baña, y toda la tierra que moja este mar... para que no quede rastro de tu recuerdo. Para no dejar ni una brizna de tu olor en el aire. Y aún así... Tendría que estar yo mismo en el centro de esa explosión para borrar este dolor. Y aún así...

Estoy comenzando a pagar. A retribuirle al dolor, todo el dolor que no viví en aquel tiempo dichoso entre tus brazos. Y ese dolor lacera cada partícula de mi cuerpo...

Así voy andando de vuelta a este lugar. No hay nada más fuerte ni más rabioso, que un lobo que ha sido herido en la refriega y ha probado el sabor de su propia sangre...

He vuelto. Y sería necesario volar toda esta ciudad, conmigo dentro para olvidar todos tus hermosos recuerdos. Pero hay que ser ordenado. Así como cada cosa tiene su final, también cada cosa tiene su principio. Y el principio es que alguien, aquí y ahora, va a pagar por haberte llevado lejos de este mundo y de mi brazos. Por haberme robado la única cosa buena y verdadera que he tenido en mi miserable vida de lobo.

Por haberme devuelto a las horas de dolor y de los recuerdos...

Y el puñado de cosas buenas y dulces que viví entre tus brazos...

De las que solo estos recuerdos quedan...

Esos hermosos recuerdos que odio tanto... casi tanto como los amo..."